Debemos considerar que siempre existirán resquicios o patologías psicológicas en una relación de poder entre dos o más seres humanos.
La relación de poder es un acto de sumisión y rebeldía, es un acto natural entre el ser y el deber ser. Es una lucha intrínseca entre la legalidad y la legitimidad del poder. Es la libertad de aceptar o no la superioridad moral que en ese momento se enarbola como autoridad.
El o la adolescente siempre se encontrará en esa lucha de poder y tendrá que aprender a administrar el ejercicio del poder y el rol que juega en dicha querella.