Todo ser humano a lo largo de su vida establece formas determinadas de estructuras conceptuales que le dan sentido a su vida y se establece esquemas mentales que se convierten en dogmas, ortodoxias o paradigmas y cuyo impacto social esta inmerso en las relaciones humanas que establece con los demás y a ello no escapa la o el joven adolescente. Estableciendo sus prioridades idiosincrásicas desde mucho antes de que se incorpore a una escuela o en una relación interpersonal profesional o laboral.
Los esquemas conceptuales inhiben los procesos disertivos y la capacidad de racionalidad y fomentan este concepto que Herbert Marcuse determinó como el hombre unidimensional.