El joven es un adolescente que se ha determinado así, por los cambios de identidad que han sido condicionados por los transformaciones fisiológicas, biológicas y psicológicas en las que está inmerso socialmente. Sin embargo, es necesario reafirmar que antes de llamarlo adolescente, es necesario verlo concebirlo como un ser biopsicosocial, producto de un sistema de producción capitalista con todos los valores intrínsecos que del mismo sistema deviene.
Es un estado del espíritu que se determina por una estructura lógica de pensamiento, contemplado como un conjunto de ideas, conceptos y categorías que un ser humano incorpora a lo largo de su vida activa y cuyas formas ideológicas están determinadas por las condiciones socioeconómicas y políticas en que se desenvuelve.
Las contradicciones del adolescente son producto de las contradicciones coexistenciales de un sistema de producción acelerada.